NOVENA A NUESTRA SRA. DE
LA CONSOLACIÓN
SOSTENIDA POR LA FUERZA DEL ESPÍRITU CONSOLADOR
Hermanas de Ntra. Sra. De la
Consolación
PRESENTACIÓN:
María, nos permite
acercarnos a ella desde una mirada de fe, la contemplamos cómo discípula que se
dejó habitar por la gracia de Dios, para ser Corredentora en la Historia de
Salvación. Meditar las pocas palabras pronunciadas por ella en el Evangelio,
tienen una trascendencia grande, nos ayudan a recorrer el camino de nuestra
propia vida de fe y nos enseña a crecer en el seguimiento de su hijo Jesús, a
poner la confianza en Dios padre de Misericordia y bondad.
María, nos enseña a consolar
desde la experiencia de un Dios que se hace Hijo para mostrarnos el camino de
salvación. Al llevarlo en sus entrañas, en su alma, en su corazón, en su vida, en
todo su ser, puede estrechar con todos los hombres relaciones consoladoras que
se manifiesta en el amor, la ternura y cercanía de una madre hacia sus hijos.
María nos muestra que en lo escondido, en los pliegues más oscuros de lo
cotidiano de la vida, en toda circunstancia, hay un sentido profundo que
descubrir y una consolación que experimentar.
Llevar a Jesús en la vida
nos capacita para derramar el bálsamo de la bondad en palabras y gestos concretos,
a abrir caminos de luz hacia una vida nueva. Nos capacita Para curar las
heridas y soledades de cada hora. Para hacer más ligero a nuestros hermanos el
peso de "los trabajos y los días". Podemos hablar, servir, educar,
llenar vacíos, curar heridas del cuerpo y del espíritu, trasmitir paz y
salvación a todos, si Dios está en el centro de lo que hacemos y cultivamos
cada día esa intimidad con Jesús, único y auténtico Consolador. Nuestra hora
necesita hombres y mujeres disponibles y orantes, para que Jesús, llegue al
corazón de nuestra humanidad y la llene de su amor.
ESQUEMA DE NOVENA:
Invocación inicial
Lectura bíblica
Reflexión del día.
Canto
Preces
Oración final
INVOCACÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS:
En el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Te alabamos, María, en el
nombre del Padre, que te eligió y te preservó del pecado para que fueras la
Madre de su Hijo. Amén.
Te alabamos, María, en
nombre del Hijo, que quiso encarnarse en ti, nacer de tus entrañas virginales.
Amén.
Te alabamos, María, en
nombre del espíritu Santo, que te santificó, te hizo Madre de Jesús y Madre de
Consolación para todos los hombres. Amén.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
María, madre de Consolación,
que te dejaste habitar por el Espíritu Santo, para encarnar en ti, al
Consolador, ayúdanos a alcanzar de Dios la gracia que necesitamos para ser
fieles discípulos de tu Hijo Jesús.
Tú que creíste fielmente en
el Proyecto de Salvación para el mundo, acompáñanos en este caminar hacia el
próximo Capítulo General, que se derrame en nuestra Congregación la fuerza renovadora,
sanadora y liberadora, para seguir avanzando en la construcción de un mundo
mejor.
Tú que eres imagen de la ternura
y del amor de Dios, siempre fiel a su Palabra, ayúdanos a estar atentos a su
voluntad, queremos ser testigos vivos, audaces y arriesgados en el servicio a
los más necesitados.
Tú que fuiste capaz de ver la
necesidad de los que “no tienen vino“ que como Congregación sepamos responder a
los nuevos desafíos que la sociedad nos presenta.
Tú que te confiaste
totalmente a la voluntad de Dios, enséñanos a poner toda nuestra confianza en
Él, y dejarnos conducir por su espíritu Santo. Amén.
María, Madre
DÍA PRIMERO
MARÍA: ENVUELTA EN LA GRACIA DE DIOS
Invocación inicial
Cita bíblica: “Llegó
el Ángel hasta ella y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo.” María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué
se significaría tal saludo. Pero el Ángel le dijo: “no temas María, porque has
encontrado el favor de Dios. Concebirás y darás a la luz a un hijo, al que
pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del
Altísimo.” (Lc. 1, 28-32a)
Reflexión:
Meditemos por un momento en la Anunciación.
¡"Alégrate llena de
gracia el Señor está contigo, María quedo muy conmovida al oír estas
palabras...” Cuanta Luz ha de haber rodeado a la Santísima Virgen María! ¡Qué
gran misterio¡ aquella humilde doncella llegaría a ser Madre del Hijo de Dios!
“Concebirás en tu seno y darás a luz un Hijo, al que pondrás el nombre de
Jesús.
Será grande y justamente
será llamado Hijo del Altísimo” ¡Qué profunda emoción debe haber embargado a
María cuando oyó lo increíble: El Hijo de Dios quiere encarnarse en tu seno.
Ella, sin comprender se abandona con entera disponibilidad al plan de salvación
y acoge en su seno al Consolador.
Preguntémonos ¿acaso este
hecho trajo únicamente alegría y felicidad a la Virgen María? Claro que no,
pues bien sabemos, la hora aguardada por tan largo tiempo traía consigo una
profecía de mucho sufrimiento. Seguramente que en el momento de la Anunciación,
la Virgen Santísima no conocía a detalle todos los acontecimientos que se
disponía a aceptar, sin embargo permanece fiel hasta el final. ¿Cómo acojo los
proyectos que Dios me va presentando en la vida?
Ejercicio: Pon
atención cuidadosa a todo lo que pasa a tu alrededor y tómalo como un mensaje
de Dios que guía tu vida.
Canto a María:
Peticiones:
María llena de gracia,
proclamamos la grandeza que Dios hizo en ti y te pedimos interceda por las
intenciones que hoy te presentamos:
R. Que
la llena de gracia interceda por nosotros.
Tú que hiciste de María la
llena de gracia y le diste la misión de ser madre del Consolador, haz que por
su intercesión todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la santidad. Oremos...
Tú que fortaleciste a María
con tu espíritu Consolador, acrecienta la fe, la esperanza y la caridad en las
hermanas, laicos y familia de la Consolación. Oremos...
Tú que concediste a María
el don de ser madre, llena de alegría y confianza a todas las mujeres
embaraza-das que se sienten contrariadas por la incomprensión y el rechazo. Oremos...
Intenciones libres... Oremos...
Rezamos: Padre nuestro, ave María y Gloria.
Oración final.
DÍA SEGUNDO
LA RESPUESTA DE MARÍA A DIOS
Invocación inicial
Cita bíblica: “María
entonces dijo al Ángel: ¿cómo puede ser eso, si yo soy virgen?, contestó el
Ángel: el Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá
con su sombre; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de
Dios. También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque
no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios
nada es imposible. Dijo María: “Yo soy la servidora del Señor, hágase en mi tal
como has dicho, Después la dejó el ángel”. (Lc. 1, 34,38)
Reflexión:
La joven María siente miedo,
no entiende; el ángel le dice que no tema, que el Señor está con Ella. Estas
palabras le bastan, confía plenamente en el Señor, sin detenerse a pensar en el
sufrimiento que le espera. Con un corazón grandísimo, lleno de amor, y segura
que para Dios todo es posible, dice. “He aquí la es-clava del Señor; hágase en
mi según tu palabra”. Dio su consentimiento. Ella no regateó el precio, no puso
condiciones. Dice ¡Sí! María contempló el don, lo meditó, como siempre hacía,
en su corazón enamora-do y se entregó con entusiasmo al plan que Dios le
propuso. Al dar su sí, María acababa de confiar el volante de su vida a Dios.
Comenzaba para ella un viaje maravilloso por tierras nunca vistas. Pero un
viaje en el que no iba a contar con otra luz que la que Dios le da, la fe. Con
esta luz comprendió que el que la llamaba era Él, Dios. Y si Él la llamó, ¿qué
podía temer? No hay obstáculo demasiado grande para Dios. Después de decir el
primer sí, de muchos que a lo largo de su vida tendría que decir, María a
partir de ahora tratará de cumplir el plan de Dios en su vida tal como se le
irá presentando cada momento. Tarea difícil, sin duda, pero nada hay imposible
para el que camina junto a Dios...
Me pregunto: ¿Acaso
fue fácil para María dar esa respuesta? ¿O acaso respondió precipitadamente y
sin reflexionar? ¿Soy capaz de dar una respuesta totalmente comprometida a la
voluntad de Dios como lo hizo María?
Ejercicio: Pon
atención a todo lo que Dios te permite vivir cada día y descubre en ello su
presencia amorosa. "Los que temen al Señor tienen corazón dispuesto, y en
su presencia se humillan” (Ecl 2,17).
Canto a María:
Peticiones: Invoquemos
a Dios por intercesión de María, a quien el Señor colocó por encima de todas
las creaturas celestiales y terrenas, diciendo:
R. María
enséñanos a decirle sí.
Tú que quisiste que María
concibiera por obra del Espíritu Santo, por su intercesión otorga a tu Iglesia
los frutos de este mismo Espíritu. Oremos...
Tú que hiciste que María
fuera siempre fidelísima hija tuya, por su intercesión haz que también nosotros
seamos de verdad hijos tuyos y discípulos de tu Hijo, llevando al mundo la
consolación que necesita. Oremos...
Tú que diste fuerza a María
para permanecer fiel, superando todos los obstáculos en el peregrinar por este
mundo, por su intercesión conforta a lo que se sienten atribulados y reanima su
débil esperanza. Oremos...
Intenciones libres... Oremos...
Rezamos: Padre nuestro, ave María y Gloria.
Oración final.
DÍA TERCERO
ISABEL ALABA LA FE DE MARIA EN DIOS
Invocación inicial
Cita bíblica: “Por
entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada
en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír
Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre, Isabel se llenó del
Espíritu Santo y exclamó en alta voz: ¡bendita tú eres entre las mujeres y bendito
el fruto de tu vientre! ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la Madre de mi
Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis
entrañas, ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplieran las promesas del
Señor!. (Lc. 1, 39-45)
Reflexión:
Hoy contemplamos el
encuentro entre María Santísima y su prima Isabel. Nos maravillamos ante las
palabras que el Espíritu Santo puso en los labios de Isabel: “¿Y cómo es que he
merecido que la Madre de mi Dios venga a mí?” “Dichosa eres Tu que has creído” (Lc.1- 43) ¿Qué fue
lo que creyó María? Creyó en el poder supremo de Dios, que para lograr sus
planes puede, incluso, romper las leyes de la naturaleza. Realmente Él había
hecho cosas grandes e incomprensibles en María. Estas palabras del Espíritu
Santo, en labios de Isabel, fueron pronunciadas también para todos, en el texto
bíblico encontramos: "En él también vosotros, tras haber oído la Palabra
de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y creído también en él,
fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la Promesa." (Ef. 1, 13)
Pongamos todo nuestro ser en las manos de Dios, así como lo hizo María, para
que Dios obre grandes cosas a través de nosotros. Ella que llevó el consuelo a
su prima Isabel, guiada por el Espíritu Santo, hoy nos invita a cada uno a ser
portadores del amor de Dios, ser mensajeros de buena noticia, de la paz, la
verdad, la justicia y la esperanza, llevar a Cristo Consolador a nuestros
hermanos. Bendito eres si tienes fe en Dios.
Me pregunto: ¿Me
decido a salir de mí y llevar la Consolación de Dios a los que viven más
alejados?
Ejercicio: Que
en este día María sea nuestra inspiración, modelo y guía para dejarnos conducir
por la gracia de Dios.
Canto a María:
Peticiones:
Invoquemos a Dios por
intercesión de María, para que escuche nuestras oraciones diciendo:
R. Bendita
Tú que has creído.
Por intercesión de María,
Mujer peregrina de la fe, pidamos a Dios por todos los cristianos: para que
creamos que el Espíritu Santo habita en la Iglesia y en nuestros corazones.
Oremos
Por intercesión de María,
bendita entre todas las mujeres, pidamos por todas las mujeres: especialmente
por las que sufren la violencia física, psicológica y moral. Oremos...
Por intercesión de María,
Madre de Jesús, pedimos por todos los que viven alejados de Dios, por los que
no tienen fe, que el Espíritu Santo ponga en sus corazones la gracia de
acercarse a Dios. Oremos...
Por intercesión de María te
pedimos Señor por toda nuestra Congregación de Hnas. de Ntra. Sra. de la
Consolación para que siga fiel en la propagación de la fe, la esperanza y el
amor. Oremos...
Intenciones libres... Oremos...
Rezamos: Padre nuestro, ave María y Gloria.
Oración final.
DÍA CUARTO
MARIA CANTA LAS MARAVILLAS DEL SEÑOR
Invocación
inicial
Cita bíblica: “María
dijo entonces: Proclama mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra
en Dios mi Salvador, porque se fijó en su humilde esclava, y desde ahora todas
las generaciones me llamarán feliz, El Poderoso ha hecho grandes cosas en mí
¡Santo es su nombre!” (Lc 1, 46-49)
Reflexión:
Con el corazón lleno de
alegría María proclamó las grandes Obras de Dios. Su alegría se desbordaba al
mundo entero, cuya redención había llegado. “Por generaciones y generaciones”…
El cántico de María, expresa su inmensa alegría por todo lo que Dios ha hecho
en su humilde esclava. El canto es como un espejo del alma de María, es sin
duda, el mejor retrato que tenemos de ella. Su canto es, a la vez, bello y
sencillo. Las cosas de Dios parten del gozo y terminan en el entusiasmo
contagiando a otros como lo hizo María. Dios viene a llenar, no a vaciar. Pero
ese gozo no es humano. Viene de Dios y en Dios termina. La alegría de María no
es de este mundo, no se alegra de su maternidad humana, sino de ser la madre
del Mesías, su Salvador. En María vemos lo que acontece cuando alguien permite
que Dios intervenga en la propia vida y le cede el protagonismo de la propia
existencia. Ella nos muestra hasta dónde puede llegar la acción misericordiosa
de Dios, que siempre está llamando a la puerta de nuestro corazón para
colmarnos de vida y de felicidad.
También en la vida práctica,
María revela en su totalidad una actitud de sensibilidad para ayudar a los necesitados.
Tal vez la Santísima Virgen te pueda dar alguna enseñanza en su Magníficat
¿Acaso no te habla de servir y ayudar desinteresadamente? ¿Por qué no tratar, a
pesar de tus propias penas y preocupaciones, de llevar un poquito de felicidad
a otros y de ser verdaderamente amable y caritativo con la mirada, con las
palabras y con hechos? . Haciendo esto hallarás profunda felicidad en medio del
sufrimiento, tal como lo ha escrito San Pablo: “Yo reboso de alegría en mis
tribulaciones” (II Cor. 4,7)
Ejercicio: Agradece
a Dios la alegría que pone en tu corazón, pon atención en cuanta alegría transmites
a los demás.
Canto a María:
Peticiones:
Invoquemos la protección de
la Virgen María, a quien Dios colmó de alegría, Ella nos muestra hasta dónde
puede llegar la acción misericordiosa de Dios, le decimos:
R. Por intercesión de
María, concédenos Señor el don de la paz y la alegría.
María tú que proclamaste
las maravillas que Dios hizo en ti, intercede por nuestra Congregación de Hnas.
De la Consolación, para seguir proclamando con alegría el Consuelo de Dios a
los hermanos. Oremos...
Te pedimos María que
intercedas por todas las naciones que viven en guerras, que sufren los azotes
del hambre, la injusticia, el dolor, la enfermedad, el desconsuelo para que
Dios suscite en el corazón de los que gobiernan el valor de velar por la
dignidad de todos las personas. Oremos...
Danos Señor la gracia por
intercesión de tu Madre María, de trasmitir tu alegría a los que nos rodean. Oremos...
Intenciones libres... Oremos...
Rezamos: Padre nuestro, ave María y Gloria.
Oración final.
DÍA QUINTO
MARÍA PEREGRINA DE LA FE
Invocación inicial
Cita bíblica: “Los
padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua.
Cuando Jesús cumplió los doce años, subió también con ellos a la fiesta. Al
terminar los días de la fiesta regresaron pero el niño Jesús se quedó en
Jerusalén sin que sus padres supieran. Seguros de que estaba con la caravana de
vuelta, caminaron todo un día. Después se pusieron a buscarlo entre sus
parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en su
búsqueda. Al tercer día lo hallaron en el templo, sentado en medio de los
maestros de la ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le
oían quedaban asombra-dos de su inteligencia y de sus respuestas. Sus padres se
emocionaron mucho al verlo; su madre le decía: “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto?
Tu padre y yo hemos estado muy angustiados mientras te buscábamos. “Él
contestó: “Y por qué me buscaban? ¿No saben que debo estar donde mi padre?” (Lc
2, 41-49)
Reflexión:
María y José sufren, buscan
a Jesús, están extenuados y angustiados, hasta que acuden al Templo sin saber
qué hacer. Allí le encuentran y se admiran. La Madre manifiesta su angustia,
José calla sin saber qué decir. Jesús les explica con seguridad que debe
ocuparse de las cosas de su Padre, y se sorprende de su búsqueda angustiada. María
y José, también deben hacer su peregrinación en la fe, que tiene mucho de luz y
algo de oscuridad. Al mismo tiempo María, se da cuenta que el Padre Celestial
tiene primera potestad en el Corazón del Hijo y que su Corazón maternal tenía
que tomar segundo lugar. Ella al unísono con Jesús dice: “Si” a la Voluntad del
Padre. El templo de Jerusalén, en este preludio, Jesús asocia a su Madre a sí;
ya no será solamente la madre que lo engendró, sino la Mujer que, con su
obediencia al plan del Padre, podrá colaborar en el misterio de la Redención.
De este modo, María, conservando en su corazón un evento tan rico de significado,
llega a una nueva dimensión de su cooperación en la salvación.
Además debe servirnos de
consuelo el saber que la misma Virgen María tuvo la misma duda: “¿Por qué nos
has hecho esto?” ¿Hay alguna cosa que pueda hacernos sentir más cercano a
María, de esta manifestación humana de preocupación Maternal, o en todo caso,
todos los incomprensibles hechos de su vida, aún al pie de la Cruz? Calladamente
Ella estuvo siempre al lado de Jesús.
Ejercicio: Medita este mensaje: Mi
sufrimiento tiene un profundo significado y Dios hará lo que sea mejor para mi
vida y para los demás...
Peticiones:
Madre querida a ti traigo
todas mis preocupaciones, y te ruego con todo el fervor de mi corazón que nos
alcances de tu Hijo las gracias que te pedimos:
Por intercesión de la Virgen María, escúchanos Señor.
Te pedimos Señor por la
Iglesia, peregrina en el tiempo, para que su misión de transmitir las enseñanzas
del Reino de Dios llegue a todos los rincones del mundo. Oremos...
Por mediación de María
madre, te pedimos Señor por todas las madres que pierden a sus hijos, en los
vicios, los conflictos armados o por irse a tierras lejanas en busca de un
mejor porvenir, dales el con-suelo y la paz que necesitan. Oremos...
Por toda la familia
consolación que a ejemplo de María peregrina de la fe, puedan continuar la misión
de ser testigo de esperanza. Oremos...
Intenciones libres… Oremos...
Rezamos: Padre nuestro, ave María y Gloria
Oración final.
DÍA SEXTO
MARÍA HACE POSIBLE EL MILAGRO
Invocación inicial
Cita bíblica: “Tres
día más tarde se celebraba una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús
estaba allí. También fue invitado Jesús a la boda con sus discípulos. Sucedió
que se terminó el vino preparado para la boda, y se quedaron sin vino. Entonces
la madre de Jesús le dijo: “no tienen vino” Jesús le respondió: “Mujer, ¿por
qué te metes en mis asuntos? Aún no ha llegado mi hora” pero su madre dijo a
los sirvientes “hagan lo que Él les diga” (Jn. 2, 1-5)
Reflexión
En el episodio de las bodas
de Caná, san Juan presenta la primera intervención de María en la vida pública
de Jesús y pone de relieve su cooperación en la misión de su Hijo.
Contemplemos a María junto a
Jesús en las bodas de Caná; las bodas son momentos especiales en la vida de
muchos, allí se une el pasado que se hereda y el futuro que se espera. Hay
memoria y esperanza. Y, Jesús comienza su vida pública precisamente en una boda.
Se introduce en esa historia familiar, de sueños y búsquedas, de esfuerzos y
compromisos, entre la alegría y el júbilo. De pronto, a mitad de la fiesta, se
acaba el vino. En los profetas del A.T. la falta de vino era considerado como
una gran desgracia que había merecido por causa de la infidelidad a la alianza
con Dios. María intercede “no tienen vino”, es la primera en darse cuenta de
ello y, para evitar un mal momento a esos novios, se acerca a Jesús con
delicadeza para decirle: “ya no tienen vino”. De forma natural, sencilla y de
confianza ilimitada, la Madre del señor dijo: “no tienen vino”, insiste con
gran finura. Ella sabía que su Hijo no se negaría a complacerla en aquel favor
que le estaba pidiendo. Confía el problema ante quien puede resolverlo. No sólo
dice a Jesús que a estos esposos les falta el vino, sino que ya no hay vino.
Existe una carencia total. Su petición no se limita a una escena confinada en
un pueblo de Caná de Galilea, su súplica se extiende a la historia y se abre al
mundo; pues nuestra humanidad carece de vino, está triste, apesadumbrada. Por
eso se dirige a Jesús, el único que puede traer el don de la alegría. A pesar
de unas expresiones que indican una cierta distancia de Jesús res-pecto a su
madre: “Qué nos va a ti y a mí”, ella prosigue adelante sin desalentarse, y
dice: “hagan lo que él les diga”. María es la mujer que hace posible el
milagro. Ella posee el secreto y el misterio: mira el mundo desde su corazón,
es la mujer de los ojos dilatados por el amor. Su misericordia le agiganta los
ojos. Hoy, frente a tanta tristeza y ausencia, es menester el milagro de unos
ojos abiertos, que sepan mirar, y al mirar condolerse y socorrer. ¡Ojalá, que
nuestra confianza en la poderosa intercesión de María Madre de Consolación, sea
total y filial, como la del niño pequeño que confía ciegamente en su madre!
Acudamos a Ella siempre que lo necesitemos y en todos los momentos de nuestra
vida. Ella, como en Caná, arrancará otro milagro de su Hijo cuando nosotros,
como aquellos jóvenes esposos, “ya no tengamos vino” para seguir viviendo con
fe, alegría y perseverancia nuestra vida cristiana, nuestra vida
consagrada...Que María, la mujer de los ojos siempre abiertos, sepa abrirnos
los ojos y el corazón.
Preguntémonos: ¿Cuál
es el vino que nos falta en nuestra vida? ¿El vino de la paz, el de la ternura;
el de la fe, de la esperanza, del amor, el vino de la verdad...? Cuando faltan
estos vinos, la vida se "avinagra". ¿Qué vino ofrezco a los demás?
Ejercicio: Únete
hoy a la petición de la Virgen María: “Ya no tienen vino” e incluye aquí tus
peticiones (…). Practica la confianza en su Hijo Jesús y persevera en tus
oraciones.
Canto a María:
Peticiones: Pidamos
a Jesús que por la intercesión de María, Madre de Consolación, escuche las
súplicas que hoy le presentamos. Oremos...
R. Ruega
por nosotros Santa Madre de Dios.
Señor, así como cambiaste
el agua en vino en Caná de Galilea, te pido que transformes la vida de los
es-posos que viven sin amor, cambia sus vidas en clave del amor y felicidad.
María ayúdanos a vivir
atentos para ayudar y socorrer al necesitado como lo hiciste tú.
Por los que sufren, los que
se sientes tristes, solos y abandonados, que María interceda por ellos y puedan
vivir plenamente en la alegría del Señor.
Intenciones libres… Oremos...
Rezamos: Padre nuestro, ave María y Gloria.
Oración final.
DÍA SEPTIMO
EL CONSEJO QUE NOS DA MARÍA
Invocación inicial
Cita bíblica: “Pero
su madre dijo a los sirvientes: “Hagan lo que Él les diga” Había allí seis
recipientes de piedra, de los que usan los judíos para sus purificaciones, de
unos cien litros de capacidad cada uno. Jesús dijo: “Llenen de agua esos
recipientes” y los llenaron hasta el borde. “saquen ahora, les dijo, y llévenle
al mayordomo.” y ellos se lo llevaron. Después de probar el agua convertida en
vino, el mayordomo llamó al novio, pues no sabía de dónde provenía, a pesar de
que lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua... Esta señal milagrosa
fue la primera, y Jesús la hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria y los
discípulos creyeron en él.” (Jn. 2, 5-8)
Reflexión:
María se encuentra al lado
de su Hijo Jesús, nunca se ha desanimado ante su palabra. Al contrario, su fe y
confianza siguen firmes como roca. ¡Él puede ayudar! Ella reúne a los
sirvientes y en una forma muy natu-ral les dice “Hagan lo que Él les diga”, y
de verdad que su fe fue recompensada con una completa Victo-ria. Cristo hace su
primer Milagro. Qué magnífico Consejo de labios de María! bueno y valido para
todo tiempo y para todas las generaciones.
María hizo suya la carencia
y se solidarizó, se puso manos a la obra. No se quedó en relatar lo que sucede
y lamentase por lo que falta o va mal. Darse cuenta del "vino" que
nos falta, arrimar el hombro en lo que de nosotros depende, teniendo en la
Palabra de Jesús nuestra fuerza y nuestra luz. Esta es María siempre mediadora.
Termina el Evangelio diciendo que "los discípulos creyeron en El". El
final es que habiendo vino, hubo fiesta, y los discípulos viendo el signo, el
milagro, creyeron en Jesús.
La Virgen se convierte así
en modelo para quienes acogen la palabra de Cristo. Ella nos enseña a ponernos
con confianza a la escucha de su Hijo Jesús, para descubrirlo como Palabra Viva
que recrea, transforma y renueva. Asimismo, su experiencia nos estimula a aceptar
las pruebas y los sufrimientos que nos vienen por la fidelidad a Cristo,
teniendo la mirada fija en la felicidad que ha prometido Jesús a quienes
escuchan y cumplen su palabra. Hoy María nos sigue diciendo: “Hagan lo que Él
les diga”, para que sea posible el vino nuevo, el milagro en nuestras vidas.
Ejercicio: Escuchar
qué invitación nos hace María, necesitamos milagros de "vino nuevo";
el mundo necesita ver que los vinagres del absurdo se transforman en vino bueno
y generoso, el del amor y la esperanza, el que germina en fe.
Canto a María.
Peticiones:
Por intercesión de María,
mujer de fe que escucha la Palabra de Dios, y nos invita a creer en Él, oramos
diciendo:
María, enséñanos a orar como tú lo hiciste
Por intercesión de María
pedimos por toda a Iglesia, para que sea fuente del vino nuevo de Jesús,
anunciando el mensaje de salvación con alegría y esperanza... Oremos...
Por los hombres y mujeres
que viven sin alegría, que se encuentran solos, abandonados, en las cárceles,
enfermos, para que María les alcance el consuelo que necesitan. Oremos...
Que María Santísima
interceda por cada una de nuestras familias para que vivan en la alegría del
Evangelio. Oremos...
Intenciones libres… Oremos...
Rezamos: Padre nuestro, ave María y Gloria.
Oración final.
DIA OCTAVO
MARÍA REFLEJO MATERNO DE LA CONSOLACIÓN DE DIOS
Invocación inicial
Canto al Espíritu:
Cita bíblica:
“Junto a la cruz de Jesús
estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María
Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba,
dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dice al discípulo: Ahí
tienes a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.”
(Jn. 19, 25-27)
Reflexión
Nuestro camino de fe está
unido de manera indisoluble a María desde el momento en que Jesús, muriendo en
la cruz, nos la ha dado como Madre diciendo: “He ahí a tu madre”. Estas
palabras tienen un valor de testamento y dan al mundo una Madre. Su maternidad
no es un hecho aislado, Jesús, revela su maternidad como piedra angular en la
vida del cristiano, luz que esclarece, calor que alienta, fuerza y esperanza
que consuelan. Jesús le dice que Ella es la Mujer, aquella de quien dependió el
ingreso de la Salvación en la historia, en esta palabra resume lo grandioso del
misterio de María, su rol dinámico participativo en la historia salvífica de la
humanidad.
Jesús también ilumina la
identidad de su Madre, y les dice a todos sus amigos, simbolizado en Juan el
apóstol fiel por excelencia: ¡Hijo, ahí tienes a tu Madre!, Jesús, desde la
Cruz de la Salvación nos confirma el misterio de la maternidad espiritual de
María. Ella, ¡la Madre de Dios!, ¡Madre nuestra! ¡Madre de Consolación!
Continuamente la Madre del
Redentor nos precede y confirma en la fe, en la vocación y en la misión. Con su
ejemplo de humildad y de disponibilidad a la voluntad de Dios, nos ayuda a
traducir nuestra fe en un anuncio del Evangelio alegre y sin fronteras. De este
modo nuestra misión será fecunda, porque está modelada sobre la maternidad de
María. A ella confiamos nuestro itinerario de fe, los deseos de nuestro
corazón, nuestras necesidades, las del mundo entero, su presencia de Madre nos
consuela.
Ejercicio: Como
discípulo de Jesús, proclama con tu vida la confianza en María Madre de Dios y
Madre nuestra. En este día rézale con más devoción y acógela en tu corazón.
Peticiones:
A
cada intención respondemos: “Por María Madre de
Consolación, escúchanos Señor”
Señor, te pedimos por el
Papa Francisco, nuestro Obispo, sacerdotes y consagrados: para que como María,
sepan ofrecer a Jesucristo con valentía, con fe y con esperanza. Oremos...
Por todas las familias que
ven morir a un ser querido injustamente, para que sientan la cercanía y el
consuelo de Dios. Oremos...
Por medio de la Virgen
María pedimos por todos los que viven alejados de Dios y no lo conocen, por
todos aquellos que provocan sufrimiento, dolor y muerte, para que sus corazones
se conviertan a Dios y puedan recibir el don de la fe. Oremos...
Intenciones libres... Oremos...
Rezamos: Padre nuestro, ave María y Gloria.
Oración final.
DÍA NOVENO
MARÍA PERSEVERA EN ORACIÓN
Invocación inicial
Cita bíblica: "Entonces
volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista de la
ciudad como media hora de camino, entraron en la ciudad y subieron a la
habitación superior de la casa donde se alojaban. Allí estaban Pedro, Juan,
Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, San-tiago , hijo de
Alfeo, Simón Zelotes, y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos perseveraban
juntos en la ora-ción en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de
Jesús, y de sus hermanos.” (Hech 1, 12-14).
Reflexión:
Contemplamos a María que
persevera en la oración junto a los apóstoles y de algunas mujeres en espera
del Espíritu Santo. Con su fe, llega a ser el primer miembro de la comunidad de
los creyentes en Cristo, fortalece los vínculos fraternos entre todos y ayuda a
que todos se experimenten como familia de Dios.
En la comunidad cristiana la
oración de María, reviste un significado peculiar: favorece la venida del
Es-píritu Santo, solicitando su acción en el corazón de los discípulos y en el
mundo. De la misma manera que, en la Encarnación, el Espíritu había formado en
su seno virginal el cuerpo físico de Cristo, así ahora en el cenáculo, el mismo
Espíritu viene para animar su Cuerpo místico. Por tanto, Pentecostés es fruto
también de la incesante oración de la Virgen, que el Paráclito acoge con favor
singular, porque es expresión del amor materno de ella hacia los discípulos del
Señor. A la Madre de Cristo y a los discípulos se les concede una nueva fuerza
y un nuevo dinamismo apostólico para el crecimiento de la Iglesia.
En particular, la efusión
del Espíritu lleva a María a ejercer su maternidad espiritual de modo singular,
mediante su presencia, su caridad y su testimonio de fe. En la Iglesia que
nace, Ella entrega a los discípulos, como tesoro inestimable, sus recuerdos
sobre la Encarnación, sobre la infancia, sobre la vida oculta y sobre la misión
de su Hijo divino, contribuyendo a darlo a conocer y a fortalecer la fe de los
creyentes. No se puede considerar a la Iglesia como tal si no está presente
María, Madre del Señor, juntamente con sus hermanos. María está entre los
discípulos como maestra de oración que los prepara a recibir al Espíritu y
salir a la misión. ¿Quién mejor que Nuestra Señora podía dar ejemplo de oración,
perseverancia y aceptación al plan de Dios?
Ejercicio: Invita
a María a unirse a tu plegaria en cada momento.
Canto a María
Peticiones:
Acudamos ahora a la poderosa
intercesión de María que implora al Espíritu Santo con plena confianza:
R. María
ayúdanos para pedir con fe la gracia del Espíritu Santo
María mujer orante
intercede ante el Señor, por toda la Iglesia para que tenga un solo corazón y
una sola alma, y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración junto a
ti. Oremos...
Pidamos en este día por
cada una de las hermanas que participarán en el Capítulo General, que junto con
María invoquen insistentemente la acción del espíritu Santo y continuar con la
misión en la Iglesia. Oremos...
Que María madre de la
Iglesia interceda ante su Hijo para que envíe su Espíritu Santo, a toda la familia
de la Consolación, y así pueda renovar su misión evangelizadora, dando
testimonio del amor, la fe y la unidad. Oremos...
Intenciones libre… Oremos...
Rezamos: Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
Oración final.
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