ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE COVADONGA
Oración del Papa
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
he subido a la montaña, he venido a tu cueva, Virgen María, para venerar tu
imagen, Santina de Covadonga.
Con tus hijos de Asturias y de España entera quiero hoy proclamar tus
glorias y unirme a tu canto: tú eres la sierva del Señor, nuestra Madre y
Reina.
Como peregrino que ansía afianzar su esperanza, vengo a este santuario,
testigo de tanta fe y amor en la Historia, hogar seguro, bajo tu cobijo, entre
los montes, donde pusiste tu casa y sin cesar dispensas los dones de tu Hijo.
Junto con los pastores y fieles de esta Iglesia de Asturias, a ti, que
eres dulzura y esperanza de cuantos te imploran, te pido el don de la esperanza
que ilumina el futuro, el gozo perenne de la fe, el ardor ardiente de la
caridad.
Ayúdanos a vivir en comunión sincera, sabiéndonos Iglesia de Dios,
hermanos de Cristo e hijos tuyos, para dar testimonio de unidad y reavivar en
nuestro pueblo la fe.
Te pido. Señora desde este corazón de Asturias que es tu cueva, por
todos los que invocan tu nombre en tantos otros templos que, esparcidos en la
geografía del Principado, son faros de fe, santuarios donde brota el fervor de
la esperanza, morada tuya donde tus hijos se reúnen en torno al altar.
Quiero presentarte y poner ante tus pies, Virgen de Covadonga, a todos
tus hijos de Asturias, las gentes del campo y los hombres del mar, los mineros
con su duro e inclemente trabajo, los niños y los ancianos, los enfermos y
todos los que sufren en el cuerpo y en el alma, las familias y, sobre todo, los
jóvenes, promesa del futuro, que buscan la razón y el sentido de su vivir.
Alcanza para todos de Dios, "rico en misericordia", con tu
poderosa mediación maternal, la gracia del perdón y de la reconciliación que
Cristo tu Hijo nos ha merecido para vivir en paz con Dios y con los hermanos.
Protege, Virgen Santa de Covadonga, a cuantos vienen a tu templo para unirse en
matrimonio bajo tu mirada maternal.
Haz que experimenten, como los esposos de
Caná, la gracia de tu intercesión y la presencia salvadora de tu Hijo, para que
la fe cristiana sea fundamento inquebrantable de su hogar, y el amor verdadero
fortalezca su unión y se abra fecundo a la vida. Mira, madre de Asturias, a
todos los emigrantes de esta tierra que desde lejos vuelven sus ojos hasta este
santuario, en espera de poder regresar a su patria y contemplar tu rostro, que
atrae los corazones e irradia luz y paz.
"Santina de Covadonga",
"causa de nuestra alegría", ilumina a cuantos llegan a estas montañas
para que reconozcan, en medio de tanta belleza, a quien "yéndolas mirando,
con sola su figura, vestidas las dejó de su hermosura"; y así se dejen
atraer por la bondad y la belleza del Creador que hizo de ti el vértice de la
hermosura humana y divina.
Suscita, madre de Asturias, entre los hijos e hijas de la familia
cristiana vocaciones de apóstoles y misioneros: nuevos sacerdotes, religiosos y
religiosas, personas consagradas y seglares comprometidos, al servicio del
reino y de la civilización del amor.
Haz que, hoy como ayer, los hijos de Asturias sigan a tu Hijo por el
camino de la santidad, y siembren la semilla del Evangelio desde aquí hasta los
confines de la Tierra.
Madre y maestra de la fe católica, haz que Covadonga siga siendo, como
antaño lo fue, altar mayor y latido del corazón de España. Y a quienes te
cantamos como «la reina de nuestra montaña», y a todos los hermanos que
peregrinan por los senderos de la fe, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu
vientre, que nos ofreces siempre como salvador y hermano nuestro.
Oh Clementísima, Oh piadosa, Oh dulce Virgen María. Amén.
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