ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA
VIRGEN DE LA PRUDENCIA
Virgen santísima de la
Prudencia,
Señora y Madre mía,
al subir una vez más al
vehículo
y tomar el volante entre mis
manos
sé que no es un juego de
niños.
Por eso, después de
silenciar el móvil,
me dirijo a ti, Virgen
prudente, para
pedirte un buen viaje.
Guía mi camino por el
cumplimiento
de las normas de tráfico,
para que
—con la debida atención y
prudencia—
llegue felizmente a mi
destino.
Madre, ayúdame a gozar del
viaje
y evitar toda clase de
accidentes,
para bien mío, de los que me
acompañan
o circulan junto a mí.
San Cristóbal, patrono de
los conductores,
ayúdame a conducir con
responsabilidad
y en las debidas
condiciones,
no por temor a la multa,
sino por amor a Dios y
respeto a mi prójimo.
Amén.
Comisión Episcopal de
Migraciones
Departamento de Pastoral de
la Carretera
Añastro, 1 · 28033 Madrid
pcarretera@conferenciaepiscopal.es
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