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TERCER DÍA DE LA NOVENA A LA VIRGEN DE LA REVELACIÓN



 

Novena a la Virgen de la Revelación


Tercer día de la Novena

“Las Ave Marías que se dicen con fé y amor son como flechas doradas que llegan al Corazón de Jesús”.


Meditación

Somos siempre, de alguna manera, dispuestos a dar prioridad a las peticiones de aquellos que amamos. De misma manera, Jesús, en su vida en al tierra, siempre estaba dispuesto a responder a las peticiones de Su Madre. También ahora, desde el Cielo, el Señor, favorece a todos aquellos que imploran la ayuda de Maria. Las “Ave Marías” son un medio muy potente para entregar nuestras intenciones al Señor porque, a través de esta oración, El se acuerda de la grande y única bondad de Maria.


Enseñanza de la Iglesia

El centro del Ave Maria, casi como engarce entre la primera y la segunda parte, es el nombre de Jesús […]. Repetir el nombre de Jesús –el único nombre del cual podemos esperar la salvación (cf. Hch 4, 12)– junto con el de su Madre Santísima, y como dejando que Ella misma nos lo sugiera, es un modo de asimilación, que aspira a hacernos entrar cada vez más profundamente en la vida de Cristo.

De la especial relación con Cristo, que hace de María la Madre de Dios, la Theotòkos, deriva, además, la fuerza de la súplica con la que nos dirigimos a Ella en la segunda parte de la oración, confiando a su materna intercesión nuestra vida y la hora de nuestra muerte. (RVM n 33)

La Súplica a la Virgen de la Revelación

Virgen Santísima de la Revelación que estás en la Trinidad Divina dígnate, te rogamos dirigirnos tu mirada misericordiosa y benigna.

¡Oh Maria!, tu eres nuestra gran abogada junto a Dios que con esta tierra de pecado obtienes gracia y milagros para la conversión de los incrédulos y pecadores.

Haz que obtengamos de tu Hijo Jesús la salvación del alma, la salud del cuerpo y las gracias que estamos necesitando.

Concede a la Iglesia y a su jefe el Romano Pontífice, la alegría de ver la conversión de los enemigos, la propagación del Reino de Dios en la tierra, la unidad de los creyentes en Cristo, la paz de las naciones; para que podamos amarte y servirte en esta vida y merezcamos verte algún día y darte gracias eternamente en el cielo. Amén.

Rezar 3 Avemarías con la siguiente jaculatoria: 

Virgen de la Revelación, ruega por nosotros.

Dios nos guarde y la Virgen nos proteja. Amén. 


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