La Historia de la Virgen
de la Revelación
ROMA, 12 DE ABRIL DE 1947,
SÁBADO IN ALBIS
Un día de primavera, en el cual la vida parecía adaptarse después de los horrores de la guerra.
En la Estación Ostiense Bruno Cornacchiola (1913-2001), quien era trabajador del servicio del tranvía del estado, romano de 34 años, junto a sus hijos, Isola de 10 años, Carlo de 7 años y Gianfranco de 4 años, al haber perdido el tren con destino a Lido Ostia, decide dirigirse hacia la Calle Laurentina, en la zona conocida como las Tres Fuentes, lugar famoso por el martirio de San Pablo y por el chocolate elaborado por los monjes Trapistas. Bruno busca un lugar tranquilo para preparar el discurso que tendría que pronunciar el día siguiente sobre el tema: “María no fue siempre Virgen e Inmaculada”. Era la ocasión para llegar a ser pastor adventista y recuperar con ello su pasado marcado por la miseria e ignorancia, incluso religiosa. Bruno Cornacchiola se había convertido en un obstinado enemigo de la Iglesia Católica durante la guerra civil en España (1936-1939) donde fue convencido por un militar alemán luterano a aceptar el protestantismo. Cegado por el odio, en la ciudad de Toledo España compra un puñal para matar al Papa. De regreso a su casa, le impone a su esposa Yolanda de seguirlo en el protestantismo. Ella acepta después de haber intentado disuadirlo pidiéndole como última esperanza, la práctica de los nueve primeros viernes al Sagrado Corazón de Jesús.
Bruno, se sienta debajo de
un eucalipto, hojea la Biblia y empieza a tomar notas, mientras sus hijos
juegan con una pelota, en una colina llena de árboles donde se encuentra una
gruta, excavada en la toba, oscura y maloliente.
LA BELLA SEÑORA…
“Papá, la pelota se ha perdido”. Inicia la búsqueda, pero los niños caen de rodillas uno después del otro delante de la gruta obscura y con las manos juntas repiten: “Bella Señora, Bella Señora… “. Bruno no logra moverlos y asustado exclama: ¡Dios sálvanos Tu! “. Un velo cae de sus ojos y también él ve a la “Bella Señora”, apoyada con los pies descalzos sobre un bloque de tierra. Ella tiene la mirada tristemente benigna, el pelo negro cubierto por un largo manto verde, como la hierba de los prados de primavera; el vestido blanco es ceñido a la cintura por una faja rosa. Le habla a Bruno con voz suave y se presenta: “Soy la Virgen de la Revelación. Tú me persigues, ahora basta. Regresa al redil santo (La Iglesia Católica)… “. La celeste conversación dura aproximadamente una hora y termina con un mensaje que se le debe entregar personalmente al Papa. La Madre de Dios con la mano derecha estrecha un libro de color gris: que es la Sagrada Escritura, y con la mano izquierda índica una sotana negra de sacerdote por tierra, cerca de una cruz destrozada.
La visión se desvanece
lentamente, María sonríe, da dos pasos y partiendo se dirige hacia San Pedro,
mientras que un dulce perfume invade la gruta.
EL
PRIMER LAZO ENTRE LA TIERRA Y EL CIELO
él tiene que buscar a un sacerdote que a la pregunta: “Padre, yo le tengo que hablar”, conteste: “Ave María hijo, ¿qué quieres?”. María le indica al vidente y, por medio de él, a todos nosotros, que el regreso hacia Dios inicia por medio del sacerdote, que es el primer lazo entre la tierra y el cielo: ya que el sacerdote cuando celebra la Santa Misa nos une a la liturgia del cielo, adelantando la vida eterna cuando Dios será todo en todos (cfr. Catecismo de Iglesia Católica 1326).
Bruno, del 12 al 28 de
abril busca desesperadamente el sacerdote designado, orando por la noche y
suplicando a la Bella Señora de ayudarlo. Gracias al consejo de su esposa
Yolanda como última tentativa, va a su parroquia llamada “De Todos los Santos”:
escondiéndose en la sacristía, para no ser reconocido, jala de la cota a un
sacerdote, diciendo: “Padre, ¿podemos hablar?…”, a lo que el Padre Frosi
contesta: “¡Ave María hijo mío”: ésta es la confirmación! El Padre Frosi le
indica a otro sacerdote, el Padre Gilberto Carniel, que se ocupará de la
formación religiosa de Bruno y de su esposa, hasta la retractación, llevada a
cabo el 7 de mayo de 1947, día en que la familia Cornacchiola regresa a la
Iglesia Católica.
El Mensaje
Soy
Aquella que está en la Trinidad Divina
La Virgen María nos recuerda que Ella está íntimamente unida a la Santísima Trinidad: Ella es Hija del Padre, Madre del Hijo y Esposa del Espíritu Santo.
“Dios Espíritu Santo, que
es estéril en Dios es decir, no produce otra persona divina en la Divinidad se
hizo fecundo por María, su esposa. Con Ella, en Ella y de Ella produjo su obra
maestra, que es un Dios hecho hombre, y produce todos los días, hasta al final
del mundo, a los predestinados y miembros de esta Cabeza adorable. Por ello,
cuanto más encuentra a María, su querida e indisoluble Esposa, en un alma,
tanto más poderoso y dinámico se muestra para producir a Jesucristo en esa alma
y a ésta en Jesucristo”. (S. Luis María Grignion de Montfort: Tratado de la
Verdadera devoción a María n.20).
Soy
la Virgen de la Revelación
María está en la
Revelación Divina, es decir de Ella y de sus privilegios se habla en toda la
Sagrada Escritura, interpretada según el Magisterio de la Iglesia. Sin el
Magisterio de la Iglesia, en efecto, se corre el riesgo de dar una
interpretación subjetivista de la Palabra de Dios y de utilizarla “para el propio
uso y consumo”, para avalar las propias ideas, justo como quiso hacer Bruno
Cornacchiola.
Tú
me persigues, ahora basta, regresa al redil santo, que es la Corte celeste en
tierra… Obedece a la autoridad del Papa… Retorna al manantial puro del Evangelio
La Virgen, a través de
Bruno, exhorta a todos los que están fuera de la Iglesia Católica, (redil
Santo), a entrar o a volver, porque es fundada por Jesucristo sobre Pedro y
sobre los Apóstoles. Es Sacramento universal de salvación para toda la
humanidad. María nos invita a volver a la fuente pura del Evangelio, que se
encuentra sólo en el Magisterio viviente de la Iglesia, es decir en el Santo
Padre y en los Obispos que están en comunión con él.
La
verdadera Iglesia de mi Hijo está fundada sobre los Tres Blancos Amores: la
Eucaristía, la Inmaculada y el Santo Padre
Son los puntos
característicos de la Fe Católica. Forman parte del tesoro de la Iglesia. Ella
desea que particularmente se les vuelva a proclamar, que sean conocidos y
vividos por todos con empeño constante, porque esta verdad de salvación, desde
siempre combatida en el mundo, lo será de más en el futuro.
“He aquí la verdadera Iglesia” dice Bruno, “la Iglesia que vive de Jesús Eucaristía, que reconoce en María Inmaculada a la madre amadísima, que obedece y defiende la “Santidad” del Padre. “Amemos al Papa”, concluye, “y vivamos esta unidad de amor y obediencia con Pedro. Quien no quiere vivirla se opone a la voluntad de Cristo que quiere que los suyos sean “perfectos” en la unidad.
Los
nueve primeros viernes al Sagrado Corazón de Jesús, promesa divina, te han
salvado
La esposa de Bruno,
Yolanda, continuamente maltratada porque no quiso dejar la Iglesia Católica y
aceptar el protestantismo, pide, como última esperanza, al marido: el practicar
la devoción de los nueve primeros viernes del mes. Ella espera y pide la
conversión de Bruno, quien acepta tal petición y recibe por nueve veces, sin
previa confesión, cada primer viernes del mes, la Eucaristía. Sin embargo, al
final de la piadosa práctica, no cambia al parecer y así, fracasada la prueba,
también Yolanda pasa al protestantismo. Pero Dios mantiene la promesa a la
piadosa práctica de los nueve primeros viernes del mes, confiada a Santa
Margarita María Alacoque, y la Virgen de la Revelación se lo confirma a Bruno
en la aparición diciendo: “Los nueve primeros viernes al Sagrado Corazón, que
son una promesa divina, te han salvado.”
Mi
cuerpo no podía haberse corrompido y no se corrompió…por mi Hijo y por los
ángeles fui llevada en cielo
La Virgen de la Revelación ha anticipado la definición del dogma de la Asunción, que sería proclamado por el Papa Pio XII, el 1° de noviembre de 1950. María, asimilada a su Hijo Jesús en la cruz, también lo fue en la muerte, siendo asunta en cielo en alma y cuerpo.
Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de culpa original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo y enaltecida por Dios como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores y vencedor del pecado y de la muerte. La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos. Del Catecismo de la Iglesia Católica n. 966.
Se implore mucho y se recite el Santo Rosario cotidiano por la conversión de los pecadores, de los incrédulos y por la unidad de los cristianos
Ahora más que nunca son
actuales estas palabras de María, hoy que las nubes oscuras de la guerra, del
odio y de la división se propagan sobre el horizonte del tercer Milenio. Al
meditar los misterios gloriosos, gozosos, dolorosos y luminosos, mientras
recitamos el Ave María, contemplamos todo el misterio de Jesús, partiendo de su
Encarnación, pasando por el camino de Cruz hasta llegar a la Gloria de su
Resurrección, de igual forma contemplamos claramente la intima participación de
María a este misterio y a nuestra vida en Cristo hoy, que se encuentra marcada
por momentos de gloria y de dolor, de oscuridad y de luz de ansiedad y de
esperanza. (Papa Benedicto XVI, discurso en Fátima el 12 de mayo del 2010).
Sean
Misioneros de la Palabra de Verdad
Es de esta invitación de
donde las Misioneras de la Divina Revelación han sacado el impulso para su vida
misionera basada sobre la firme voluntad de servir Cristo Jesús en la Iglesia
Católica.
Los
Milagros
A finales del mes de mayo la prensa habla del hecho. Muchos devotos van a la Gruta, en donde se siente la presencia de la Madre de Misericordia y muchas son las conversiones y los milagros.
La Virgen María le ha dicho a Bruno: “Yo convertiré los más obstinados con los milagros que obraré con esta tierra de pecado”. Como el agua de la piscina de Lourdes, la tierra de la Gruta de las Tres Fuentes, santificada por la presencia de María, a través de nuestra fe, obrará prodigios.
Junio de 1947, primera
curación: Carlo Mancuso, cayendo en el hueco de un elevador, presenta graves
fracturas en todo el cuerpo. Con la tierra de la gruta, vuelve a caminar, no
obstante en las radiografías se presentaban todavía las fracturas.
En el verano de 1947: un militar de Nápoles, internado en el hospital de Roma, viene curado de un tumor en el cerebro….
El 5 de octubre de 1947, en la fiesta de la Virgen del Rosario, la imagen de la Virgen de la Revelación es llevada a la Plaza de San Pedro en donde es bendecida por Pio XII. Ante un gran silencio, cae el velo y la Virgen del manto verde es venerada por los devotos, entre los cuales se encuentran los dos hombres curados milagrosamente por la intercesión de la Santísima Virgen de la Revelación. Remolcada por seis caballos blancos, sobre el Carruaje de Casa Saboya, la procesión pasa por el centro de Roma, atraviesa los Foros Imperiales hasta llegar a su morada: la Gruta de las Tres Fuentes.
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